Artistas de la talla de Santiago Motorizado, Juana Molina y Las Ligas Menores confluyeron en un plan ideal de domingo patrio.
El Festival Mutante volvió en una nueva edición marcada por el baile, la energía y la conexión con la música. En una tarde-noche hostil de nubes grises, frío y llovizna, adentro del Complejo C Art Media el clima era otro. La calidez de los artistas y la respuesta de un público predispuesto al disfrute hicieron del festival un oasis de cultura indie en plena Buenos Aires. La puesta del festival constaba de una instalación de obras de artes plásticas integradas en la sala, artistas haciendo cuadros en vivo, un espacio habilitado para dibujar y pintar, e incluso un colectivo de la línea 39 estacionado atrás del escenario Nacional Rock, donde Manolo Lamothe (baterista de Cabeza Flotante y Nina Suárez) abrió el festival con un DJ set bailable.
Lupe inauguró el escenario principal con un remix del himno nacional, como no podía ser de otra manera en nuestro Día de la Independencia. No es tarea fácil describir a esta artista para quienes no vieron nunca su show. Se la podría catalogar como una artista techno-pop, pero en realidad más que eso: es una espectacular música y productora, que también canta para acompañar sus mezclas. Lupe no paró de tocar ni un minuto, y desde el primer tema puso a bailar a todo el público presente. Esto evidencia un don de la artista para generar una conexión tan difícil con los asistentes al festival siendo opener.
Cuando terminó el show de Lupe, el escenario Nacional Rock tuvo a Moi (Moira Memma) al mando de la consola, que pasó de clásicos de Viejas Locas a canciones representativas de la nueva escena emergente, como “El perro” de Buenos Vampiros.
Después llegó al escenario principal Fermín, de traje, con anteojos de sol y escarapela. Su presentación se basó una sencilla pero poderosísima puesta de guitarra, bajo y teclados, disparando beats de baterías electrónicas desde los pedales. Hizo una introducción con sirenas y de repente -continuando lo que había iniciado Lupe- llevó a todo el público a moverse desde las primeras notas de “Metropolitana”, que pertenece a su EP debut. Siguió con “Malandra” y uno de sus hits, “Terremoto”.
Los temas pop de Fermín son música, colores y ritmo; transmite una sensación de felicidad que sube el ánimo general de manera casi instantánea. El Festival recién empezaba y la sensación era de que estaba todo bien, como en su lugar.
De una canción a otra, Fermín se sacó el bajo para ponerse la guitarra eléctrica, apretó un pedal equivocado y adelantó lo que iba a seguir a continuación, que era uno de sus temas más populares, “Polideportivo”. Siguió con otro de sus hits “Mañana es peor”, y un inédito que lo presentó como “Elemento”, el cual usó como trampolín para anticipar que está trabajando en un nuevo álbum. Cerró su show con “Parque de la Costa” y “Luz y fuerza”, dos canciones que son los anteúltimos tracks de sus trabajos Mañana es Peor 🙁 y Orden y progreso, respectivamente.
Después de un set a cargo de Matzorama en el escenario alternativo, llegaron al principal Las Ligas Menores como un tornado, revolucionando el recinto con la potencia e impronta de sus canciones de rock y desataron pogos en temas como “Accidente”, “Hice todo mal” y “Ni una canción”. Por supuesto estuvieron presente clásicos de la banda como “El baile de Elvis”, “La nieve”, “Peces en el mar” y su versión de “Todo lo que pienso hoy” (“All I think about now”) de Pixies.
Es inútil tratar de esquivar el hecho de que pasa algo con Anabella Cartolano, la cantante y guitarrista de Las Ligas. Tiene un magnetismo natural con el público, que queda como hipnotizado cuando ella canta y dichoso cuando además devuelve una sonrisa. Un enamoramiento adolescente que se convirtió en tema de conversación de los asistentes entre tema y tema.
Sin lugar a duda, uno de los mejores momentos de la noche (si no el mejor) fue cuando Las Ligas invitaron a Santiago Motorizado a cantar “A 1200 km”, el hit por excelencia de la banda, a lo que el público respondió en un mágico éxtasis, dejando parte del corazón en cada estribillo. “Prefiero el silencio de la montaña / a escucharte hablar / una y otra vez / de como nunca perdés”.
Las Ligas dieron una inyección de energía y adrenalina tremenda, supliendo la porción de guitarras distorsionadas y baterías rockeras que le estaba faltando al festival y dejando al público listo para el show más esperado de la noche.
Le llegó el turno a Santiago Motorizado, que abrió con una versión de teclado y voz del clásico “Soy rebelde”, la cual fue complementada por la fuerza y simpleza de “Tanto tonto”. Continuó con su banda completa haciendo “Camino de Piedras” y luego la despidió por un rato para hacer una versión íntima entre él y el público de “La Noche Eterna”, en un ritmo que torna imposible esquivar la emoción (el mismo con el que más tarde hizo “El Mundo Extraño”). Cambió el flujo del aire -e incluso la temperatura- y todos volvimos a sentirnos en un lugar seguro, con la tranquilidad que transmite Santiago, la voz de una generación.
El show siguió con él regalándonos dos canciones de sus “bandas favoritas”. Por un lado, “Europa”, uno de los temas más sensibles y conmovedores de Las Ligas Menores. Por el otro, su versión de “Jazmín chino”, de 107 Faunos, que importa poesía veraniega en pleno invierno; “Corto un ramo de jazmín chino y me pierdo / en el aroma exuberante de enero”.
Hubo lugar también para seguir presentando canciones de su álbum Canciones sobre una casa, cuatro amigos y un perro que forma parte de la banda sonora de la remasterización de la serie Okupas. Entre estos temas estuvieron “La juventud” y “Muchacha de los ojos negros”, en versiones mano a mano con Pipe Quintans en guitarra criolla, y “Bajo las sombras”, canción en la cual también participó Anabella Cartolano de Las Ligas Menores, devolviéndole la cortesía. También tocó con banda completa “Polvo de estrellas” y “Mil derrotas”, que resaltan por sobre el resto de las canciones del álbum.
Como no podía ser de otra manera, después de la viralización, los mensajes en redes y la insistencia del público presente, Santi cantó en vivo su versión de “No podrás” de Cristian Castro que había hecho estallar las redes sociales. También tocó otra de sus viejas composiciones como solista, “Amor en el cine”, una declaración de amor a la pantalla grande. “Hey nena / en la oscuridad del cine / te diré / cuanto amo estar en el cine”.
Cerró la presentación solo con su guitarra haciendo dos canciones necesarias para los fanáticos de Él Mató. Por un lado, el himno de la banda, “El tesoro”. Por el otro, un nuevo clásico que se lanzó en diciembre y forma parte de su más reciente álbum: “Medalla de oro”
Fue difícil seguir después de tanta emoción. Sin embargo, mientras se preparaba Juana Molina, el escenario Nacional Rock hospedó un set a cargo del programa radial Ayudame Loco que mezcló cumbias de Los del Fuego, Alcides y Ke Personajes, con clásicos del rock nacional para cantar hasta que se vaya la voz como canciones de Airbag e Intoxicados, terminando bien arriba con un pogo al ritmo de “Jijiji” (Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota).
Juana Molina cerró el festival con una puesta minimalista pero no por eso menos poderosa: batería, guitarra y sintetizadores mediante los que creaba loops con la voz y con sus intrumentos, armando capa por capa cada una de sus canciones, en versiones extendidas que avanzaban de a poco, metiendo al público en un trance psicodélico.
Las imágenes que pasaban por la pantalla que estaba detrás de Juana funcionaban como un suplemento visual necesario para el ritual que impulsaba la artista en el que el público era parte. Especialmente en “Paraguaya”, que aparecían como flashes las imágenes propias de una película de terror.
Tocó un repertorio plagado de sus mejores canciones entre las que estuvieron “Lo decidí yo”, “Un día” y “Eras”, y demostró ser una grandísima instrumentista y tener una especial lucidez para dominar cada detalle que compone su show; canta, loopea riffs de guitarra y por momentos la rompe en los sintetizadores, sumando y restando pistas lúdicamente.
El Festival Mutante en esta nueva entrega siguió profundizando la revalorización de la cultura indie, al igual que el año pasado. Contó con artistas de primer nivel y lo cubrió una atmósfera de disfrute, que lo posiciona como un evento clave de la ciudad de Buenos Aires y nos hace empezar a imaginar con qué nos seguirá sorprendiendo en sus próximas ediciones.