Dum Chica viene haciendo el trabajo duro, show tras show, de armarse de canciones, un público y un estilo ambiguo entre lo dramático y lo irónico. DUM es el producto de esto y así se vivió en El Emergente.
Pareciera que tres noches no alcanzaron para la energía de Dum Chica. Tras agotar dos veces La Tangente, también hicieron lo mismo en el Emergente: en las dos primeras noches abrieron los telones Las Tussi y Buenos Vampiros, respectivamente, cada uno por separado.
En la última velada, sonaron las tres bandas emergentes. La apertura del telón estaba a cargo de Las Tussi, otra banda enérgica, punkie, desafiante a los estereotipos y ruidosa. Con recorrido corto pero de gran escala.
Poco antes de las 20:30, casi el total de las luces se apagaron y las pocas que quedaban se atenúan. Arriba ya estaban Las Tussi, pero con el telón cerrado, una calma típica, previa a la entrada de nuestra banda favorita. Después del humo, sonó “Hey”, violento, rápido y cargado de la energía que empieza a caracterizarlas.
Desde el comienzo se las notó cómodas, tranquilas y, sobre todo, seguras en el escenario. Un público afín al presente, un marco de amigos y estéticas que comparten, dieron esos toque que prevén una gran fecha.
La lista siguió con “Densear”, al mejor estilo ramonero y con una letra disruptiva a coro las Tussi cantan “Voy a posar mi mano sobre la tuya / y perseguirla por todo mi cuerpo / para demostrarme a mí misma / que puedo darme todo sola”. En este punto ya se encontraba gran parte del público en la parte delantera, pogueando y cantando algo frenéticos.
La joven banda continuó haciendo muestra de sus dos EP, temas como “Two packs”, “El virus”, “Leones rufianes” hasta “Magic Town”. Acá es cuando la versatilidad de la banda empieza a verse, donde Nina, la baterista, deja la batería un tema para poder cantar. Canción tras canción nos íbamos enamorando un poco más.
Un punto alto de su presentación fue durante “Sr policía”, tema explosivo que en vivo se vive con otra dinámica, los punteos fuertes de bajo, los platillos marcando el ritmo y el grito de coro a modo de descargo daban la necesidad de saltar y zambullirse en el pogo. El fin del show estuvo a cargo de dos de los temas más populares de la banda: “Tussi Club” y “Cuchillito”, último tema lanzamiento.
Gran parte de la sala se encontraba bailando y saltando con “Tussi Club”, pero la embestida de “Cuchillito” fue genial para el cierre. Masificando el agite que produce el tema, una canción contestataria y crítica, para luego ir a un parte de la canción más lenta, manteniendo la letra y bajando ritmos para despedirse.
Para el segundo acto nos esperaban los Buenos Vampiros, la banda marplatense, al igual que las Tussi, acompañó al triplete de presentación de DUM. La apertura fue con “En la arena”, inicio calmo con mucha presencia en la voz de Ignacio, pero también mucha presencia estética: camisa manga larga e inflada para Nacho, vestido negro de encaje negro para Irina y asi, una imagen dark para encarar la noche. Visuales en loop de recortes de películas de terror, terminaban de dar el toque tétrico, un poco vampiresco que tanto nos llama la atención.
“Desmotivada” fue el siguiente tema para que esta vez la voz de Iri sea la que retumbe en todo El Emergente. Ese relato, angustiante pero real, dicho de esa manera penetra y obviamente interpela sentimientos adolescentes. Pero con la conclusión que no importa: “Desmotivada, triste y aburrida / todo el tiempo esperando la muerte / todos vamos hacia el mismo final”.
También hubo lugar para invitados. En “Momentos” se lo invitó a Pato, batero de Mujer Cebra, banda que se encuentra presente en varias fechas tanto para hacer el aguante o simplemente ir a ver bandas amigas. Otra invitada de la noche fue Juana, de Dum Chica para el tema “Que hay” de su primer disco, Paranormal, donde Lu cedió su bajo y entre tanto y tanto iba cantando junto con Iri.
Entre los puntos altos encontramos temas como “El perro” y “Paranormal”, muestras bien arriba que nos hacían ver un público fuera de sí, subiendo a la valla para luego saltar haciendo mosh, pogos gigantes y gente de distintas edades y géneros bailando.
La noche siguió y pudimos presenciar un tema nuevo, aunque venga sonando seguido, titulado “Caminamos”, donde Ignacio demuestra su gran estilo y su voz grave. Un tema lento y casi suave que nos relata una charla de verano donde nos brinda la sensación de sinceridad, liberación y amor.
Otro debut se hizo presente: “No tengo idea” fue la canción más movida e interpretada por Irina, quien da una impronta más punk y efusiva para dar esa contraparte. Un reci bien logrado con la amplia experiencia que traen.
El final, un poco abrupto, llegó con “Todo el mal”, unos de los grandes temas que ponen como protagonista al público, just cuando sucedió un corte de luz repentino. Luego del baile de Nacho, de la demostración de Mora y su interacción con el público y justo en el estribillo donde usualmente se deja a sus seguidores cantar “No quiero que te sientas mal por mí / si yo tuve la culpa / la culpa”. Ese coro se hizo casi a capela, con una batería que sonaba por el simple hecho de los golpes de Mora y un público que no quería terminar el tema.
Asi fue que finaliza el shows de los Vampiros accidentados, pero una increíble demostración de repertorio lleno de ritmos y variables que dejaron la vara altísima para lo que venía.
Luego de algunas muy pocas disimuladas corridas, los instrumentos sonaron de nuevo. Dum Chica ya se sentía cerca y más aún cuando el telón se cerró, garantizando así, que la fiesta iba a continuar.
El inicio sin visual comenzó con una intro entre el bajo y la batería y la excitación generalizada de la gente que subía. Era la entrada para Lucy y sus bailes prepotentes. El “Ey, ey” no se hizo esperar y este fue el inicio de la presentación de DUM.
Enérgico, rítmico, bailable y canchero, esa era la esencia del inicio “No me dejes sola si me ves bailar / no me dejes sola si me vas a extrañar”, advierte la cara con gafas de sol que nos canta y desafía a agitarla siempre un poco más.
Sin bajarse, y quizás subiendo la apuesta, seguimos con “Veneno”, otro tema de corte similar: el estribillo se hace junto con el baile sonando detrás un bajo potente que ordena bailar y amucharse para escuchar aún más fuerte el sonido. La performance era increíble como lo eran las visuales que no dejaban de saltar entre luces rojas y blancas entre fondos oscuros.
Lo irreverente se junta con lo fresco, a su vez, y adopta la juventud que urge libertad y Dumchi ofrece esto y quizás más. No sabemos, lo sabremos después, con el diario del lunes, ahora toca escuchar esa bajo vibrante y virtuoso de Juana, que lo hace fácil y juega con sus posturas, se arquea hacia atrás o cambia a una pose también desafiante, pero agraciada.
La lista continuó, hasta que llegamos a “Comodines”, otra explosión de actitud por parte de Lucy, con esa voz tan arrogante que se nos pega: “Ehhhh hay comodines / ehhhhh de esos hay miles”, para esta canción se lo invitó a otro Mujer Cebra, en esta caso a Santiago, quien siempre estuvo detrás del escenario cantando y agitando tema tras tema. Aquí la banda incorpora la guitarra de Santi, para dar una versión más compleja de la canción. La unión es visiblemente grande, un abrazo profundo para despedir a Santi, en modo de agradecimiento claro.
Para el público, “un regalo”, así se presentó el cover que vienen haciendo de los Redondos: una versión trash de “Fuegos de Oktubre”, un tema que es imposible que no se coree con el público y con los brazos levantados; la nueva revolución, como aquel disco con su tapa de banderas rojas.
Mientras pasábamos de tema, notamos visuales distintas, algunas aleatorias y otras con una iglesia prendida fuego, con la cruz en lo más alto para entonar “Gratis”. Canción que de manera lúdica toma temas religiosos y los parodia, todo esto para contextualizar que en el público se le empieza hacer reverencia a un chico vestido de Jesús. En ronda y casi haciendo la reverencia de Lucy “Junten sus manos hermanos / canten su juego sagrado / bailen su cuento sagrado”.
El show fue acabando y el disco tiene un lado que debemos experimentar sí o sí: el vivo. El final con “Terremoto” -tema con el que empieza el disco- es brutal. Nuestra cantante entregada al público y un público entregado al frenesí. Esa potencia que Juana nos enseña, acaba en la violencia de los golpes del platillo de Rama, sube y baja para darnos la sensación que debemos romper algo. Lo bueno tiene ese sello, esa sensación y Dumchi juega con eso.
Debemos entender que la espontaneidad en la que suceden estos discos es sumamente valiosa, una nueva generación que sólo quiere enchufar a la corriente su instrumento y decir un par de cosas, interpela y conquista mentes jóvenes pero también dan forma a un nuevo movimiento.