La cantautora salteña de mayor proyección en el último tiempo protagonizó una cruzada generacional en su nuevo disco y se posiciona elemental para la integración entre contrapuntos culturales.

La cantautora salteña de mayor proyección en el último tiempo protagonizó una cruzada generacional en su nuevo disco y se posiciona elemental para la integración entre contrapuntos culturales.


El primer corte de Lxs Infernales (Del Valle Encantado) que conocimos fue “CHAKAYMANTA” (Los Hermanos Ábalos), cuyo nombre proviene del quechua y significa ‘Desde allí’. Dando así también la pauta de un origen, un camino que comienza. De esta forma, con una directriz clara, se presenta un material que reverdece por sí mismo un concepto enraizado a los anteriores trabajos.

Rápido se nos presenta “Trigal” (Sandro), en una escucha que empieza con una base rítmica programada y un bajo palpitante como en expectativa, a punto de entrar en trance. La voz nos induce al seguimiento encantado entre onomatopeyas de placer que intensifican la progresión de cada verso. El sentido de la canción parece bambolear entre el juego de seducción y lo fugaz de la satisfacción. Pero hay una piedra angular en todo esto, será el disco Cada canción con su razón (1980) de Chabuca Granda, del cual se desprende “La flor de la canela”, una de las canciones que ya forman parte del setlist habitual de Feli Colina. A partir de ahí se construye Lxs Infernales del Valle Encantado, como un side B de El Valle Encantado, pero con una personalidad disruptiva, en clave de lenguaje corpóreo como encontramos en toda su trayectoria, un lenguaje propio a partir del cuerpo y los movimientos.

Para “Babalú” (Margarita Lecuona) bajan ritmos directos de Cuba, al fondo un campanario marca presencia cada tanto, como una especie de llamado a una secuencia ritual de profundidad oscura y desconocida. La progresión vocal de Colina se filtra como espectral desde distintos lugares desorienta como atrapa. A diferencia de las versiones nativas de la canción, propias de una musicalidad en la que los vientos predominan en el instrumental, esta versión mantiene esa noción santera, espiritista y la realza, la expone a piel.

Con “Avenida” (Cuchi Leguizamón y Manuel Castilla), el beat vuelve a lo carnavalito, con graves digitales que concentran la acción detrás de la voz, como dándole un respaldo, un final donde rebota y vuelve orgullosa como resiliente. La canción se ve atravesada por un piano que le da cierta fertilidad a la canción para ser capaz de ser otra, de transmutarse en sí misma. Para el final se afina sumando arreglos de vientos que fugan el sentido fuera del carnaval y la vuelven impredecible. Así continúa “Gloria” (Ariel Ramirez), como un himno sacrosanto puesto en un punto digital en el que se ven reverberar por primera vez los sonidos urbanos. Los recursos de ese género marcan su voz, plantean una base saturada con coros montados. Un perfecto enclave entre la música popular de ayer y hoy, donde lo disruptivo siempre ha sido propio del semblante criollo.

Para el cierre del disco, “Carnavalito del Duende” (Cuchi Leguizamón y Manuel Castilla) nos introduce en una especie de fiesta patronal directo desde el norte. Inicia periférica a la ciudad para luego atravesarla sobre una base dembow con la intensidad de una capital y es que esta canción cuenta con un videoclip que la extiende en concepto. En ese registro visual se alternan y compaginan nociones del norte y la noche porteña, como en ruta directa entre las raíces y lo presente, la canción se vuelve cónclave generacional.

Con una energía ansiosa que se desborda hasta volverse adrenalina llega“Lxs Infernales”, el cierre del disco, con la colaboración de Felo Juan quien recita unos versos introductorios. Este despliegue de gratitud en oda que se pronuncia “a lo que nunca termina de terminar” plasma una noción de falso final, de continuación más allá de lo que supone la propia conciencia. Una canción de frecuencia noctambula, que se apropia por un instante del vacío que figura en esas noches de reconfiguración emocional a partir de la música.

Un sentido de pertenencia, de hogar y, quizá, de linaje es lo que se desata desde el nombre Lxs Infernales, El cual encuentra su origen al emparentarse simbólicamente con aquel ejército de gauchos comandado por el caudillo Martín Miguel de Güemes en defensa de la patria. Podríamos hablar de homenaje pero no, lo trasciende, lo vuelve una celebración. Una especie de comunión en canciones, cada una en sí misma, van vinculando tradiciones y anglicismos propios de una generación que elige y crea su propio lenguaje. Se trata de un disco sanguíneo, visceral, ecléctico como barroco y muy autóctono.


Podés escuchar Lxs Infernales (Del Valle Encantado) de Feli Colina y más lanzamientos del 2023 en nuestra playlist de Spotify.