El grupo porteño lanzó su tercer disco de estudio y abrió un nuevo capítulo en su carrera con sonidos nuevos, pero sin dejar de lado su esencia propia.

El grupo porteño lanzó su tercer disco de estudio y abrió un nuevo capítulo en su carrera con sonidos nuevos, pero sin dejar de lado su esencia propia.


Después de más de dos años de trabajo, Isla de Caras lanzó Gran Turismo, su tercer álbum de estudio y sucesor de Una caricia, el disco que los puso en lo más alto de la escena. Para este nuevo trabajo la banda apostó por probar sonidos nuevos pero sin dejar de lado su esencia tan característica, y convocó a Matías Cella (Drexler, Celli), que ya había trabajado con ellos anteriormente, Bernardo Ferrón de Telescopios y Nicolás Teubal para colaborar en la producción.

“Como si” abre el disco y es un mensaje de despedida para Una caricia, en donde trae todos sus sonidos, pero lentamente los va dejando atrás, abriendo paso a lo nuevo. En este disco, Isla sube los voltajes, con un estilo más vibrante y una energía arrolladora, a diferencia de sus trabajos anteriores. La batería y el bajo marcan el ritmo, acompañados por la guitarra acústica y con los sintetizadores, dándole color y forma a la canción.

“Trampas” tiene el espíritu de una balada de rock/pop de fines de los 90s, pero adaptado al estilo moderno de la banda. Las guitarras distorsionadas y la voz femenina que se suma en los coros le dan el toque mágico que pide el tema. “Mi droga favorita” es el sencillo más conectado a Una caricia, en donde la línea de bajo marca el groove y sube la tensión del ritmo, mientras que la guitarra electrónica tiene varios pases en donde va bien adelante y saca a relucir todo el talento de Pancho Villa. El aporte de Little Jesus es justo y necesario, encontrando frescura en la voz de Santi Casillas.

“Culto de voyeurs” mezcla el rock y el synth pop, con influencias de artistas como Benny Sings o Rex Orange County. Y la letra hace alusión a lo que es ver un amor desde afuera, buscando tratar de acercarse, pero sin poder lograrlo al final. Y en “Terca”, el grupo sigue navegando por el pop psicodélico que los caracteriza, esta vez poniendo las guitarras como protagonistas, en donde Cítrico aporto en las grabaciones de algunas de ellas. A su vez, a las melodías suaves y dulces que nos tienen acostumbrado, para este single le suman tintes más alegres que acompañan a la perfección la letra que habla del amor desde un lado más adolescente, generando esa sensación rara de sentirse feliz, pero con la melancolía de lo que fue y será.

“Mi defecto” es una canción que se eleva gradualmente. Con el paso del tiempo, el tema va tejiendo nuevas capas, enraizadas en un bajo contundente, para después volver al inicio, terminar cómo empezó, de una forma minimalista y despojada. Sumado a que la combinación de voces agrega un dejo de melancolía y dulzura a toda la melodía. Después, “Todo esto es nuestro” es una mezcolanza hermosa, con tintes de Television, Louis Cole e “Infinity repeating” de Daft Punk.

“Discoteca (Wong Kar Wai)” presenta un pop psicodélico que te va trasladando por un viaje de principio a fin, y el nombre de la canción le hace un guiño al director de cine chino-hongkonés, conocido entre otras cosas por “Happy Together”. Y si hablamos de amor, “Insurgentes” es el tema definitivo del disco. En el cual los vientos entran para poner esa cuota de sensualidad. Es el “Careless whisper” de Isla de Caras.

“Adolescente” sigue con la línea pop y es la búsqueda de un espíritu joven, es querer reencontrarse con ese primer amor de la juventud, poder lograr volver a sentirse así una vez más. Y el cierre instrumental es maravilloso, de esos que te generan ganas de ya poder verlos en vivo. Ya para el final está “Hable un poco de más”, el tema perfecto para dar por finalizado el álbum. “Hable un poco de más, dije mucho de mí”, esboza Cura, y es un claro mensaje de como el corazón de la banda fue quedando en cada uno de los temas anteriores, marcando un disco lleno de honestidad, tragedia y amor.

“Isla De Caras siempre fue una banda supermelancólica y los shows necesitaban momentos de mayor voltaje. Queríamos armar contrapuntos con melodías más eclécticas. Mayor presencia de guitarras, actitud de superación, rigor, vigor y el turismo entendido como una especie de gran circuito donde fuimos descubriendo nuestra identidad”, cerró Lautaro Cura, frontman de Isla de Caras.

Así, Isla de Caras sigue evolucionando disco a disco, probando siempre sonidos nuevos y regalando un álbum que habla del desamor, pero esta vez desde un lado de superación y rigor. En donde muestran que no importa como termino la historia, sino el aprendizaje y el seguir para adelante, aunque todo sea incierto.

Con Gran Turismo, la banda se termina de instalar como una de las bandas más importantes de la escena y donde ahora le queda la presentación en vivo para poder recolectar todos los frutos que cosecharon hasta ahora. La fecha será el próximo 4 de agosto en el Teatro Vorterix y las entradas están disponibles a través de All Access, siendo así uno de los shows más importantes del grupo hasta el momento.